
Muy pocos trabajos. Desempleo en aumento, especialmente para la gente joven. He aquí una solución radical, dice la comentarista sobre la vida en oficina y/o lugar de trabajo Lucy Kellaway en el Financial Times (nacida en 1959)
Perdiendo el tiempo en Internet, recientemente me encontré con una desagradable estadística. En los próximos 10 años habrá 1.2 mil millones de personas buscando trabajo y sólo 300 millones de empleos a repartir.
Junto con esta deprimente estadística estaba una invitación a escribir un ensayo sobre lo que uno haría para resolver el problema.
Mi ensayo es bastante corto y se puede resumir en una sola palabra.
Renuncia.
Esta ineludible y peculiar verdad me ha golpeado directamente durante los pasados meses, a medida que me reúno con personas brillantes de 20 ó 30 años, desesperados por un trabajo en periodismo. El mío en particular.
Les doro la píldora con banalidades, pero la razón real por la que no pueden hacer mi trabajo es porque yo lo estoy haciendo.
La misma verdad aplica para casi todas las profesiones. El joven no puede progresar porque descubren que en todos lados mi complaciente generación está en el lugar. Por lo tanto, el único modo de resolver el problema es hacer que todo el mundo, a cierta edad, digamos los 50, salte el tablón.
Antes de ir mas allá, debiera dejar algo en claro. Ésta no es una carta de renuncia. Intento continuar por el resto de mi vida. Es simplemente que no puedo resistir el apuntar lo obvio, incluso aunque no esté en mis planes hacerlo.
La elección se resume a lo siguiente: si es mejor para la gente tener una década al comienzo o al final de sus carreras, donde la pasen desmoralizados y subempleados. La respuesta es fácil: obvio que es mejor estar más activo al comienzo.
Tener a la gente en neutro, en la época cuando están más llenos de energía y sus neuronas están al máximo, es una pérdida espantosa.
En todo caso, mi generación la ha tenido muy buena por demasiado tiempo. Compramos nuestras casas cuando aún estaban al alcance de la mano. Tuvimos educación gratuita y pensiones. Ha sido todo un placer, y lo he disfrutado un montón. Ahora llegó el momento de empezar a pagar.
Cambiar de viejo a joven undiría los niveles de sueldos y resolvería el problema del gasto en ejecutivos de una plumada. Casi toda la gente que gana grotescas cantidades está sobre los 50 -deshacerse de ellos significaría que la paga de un Director Ejecutivo se derrumbaría.
He probado esta idea con varios contemporáneos y todos dicen que es una locura. Murmuran sobre la "falacia de la escasez de trabajo" con pánico en sus ojos. Luego dicen que piense sobre la pérdida de experiencia.
Yo les respondo que la experiencia puede que esté siendo sobreestimada; en todo caso, no estoy abogando por regalar gigantescos trabajos a los niños, sino a aquellos en sus 40, que ya tienen unos 15 a 20 años de experiencia, lo cual es con toda seguridad casi tan bueno como 30 o incluso 40 años.
Entonces reclaman que la gente en la cima está allí porque es buena, y que deshacerse de gente buena es estúpido.
Esto es cierto hasta cierto punto, pero con toda seguridad también hay gente más joven igual de buena. En todo caso, podría torcer las reglas y dejar que algunas súper estrellas en sus años finales -de los cuales hay muy, pero muy pocos - permanezcan en sus trabajos.
No estoy diciendo que me gusta la idea. Sólo estoy diciendo que creo que es lo correcto.
Y estoy enviando esto como mi ensayo para el premio. Sé que el ganador obtiene $10.000. Espero no ganar. Sin embargo, si gano, necesitaré el dinero.
¿Debieran todos los cincuentones aferrados a su trabajo renunciar?
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