
Hay dos tipo de mujeres feministas, una es el tipo que busca la igualdad de derechos y pelea contra la discriminación de la mujer en la sociedad, y la otra es la que desprecia la femineidad por sí misma, odia su propia naturaleza y ve en lo femenino todo lo despreciable y en lo masculino todo lo virtuoso.
La primera mujer feminista es una mujer normal, tiene familia, puede o no trabajar fuera de casa, su visión de las demás mujeres es positiva, ve a otras mujeres con familia como personas buenas y felices. Trata de ser educada y ser fiel.
La segunda mujer ve a las mujeres con familia como viles máquinas de hacer bebés, si no son profesionistas ejerciendo, las ve como dignas de lástima, cerebros desperdiciados y en general, como una derrota para su ideología feminista. Trata de emular a los hombres, pero no a los grandes pensadores, ni a los más honorables ni más virtuosos, ni siquiera a los de mejor corazón, sino a los más rudos, groseros y prepotentes, a los más fríos y abusivos y en pocas palabras, a los enemigos clásicos de la mujer: los machistas.
Son estas mujeres las que despreciando profundamente su propia femineidad incluso abogan por el aborto, que sin duda es un crimen no solo contra la propia mujer, sino contra muchas pequeñitas que se supone nazcan y que en vez de eso son despedazadas por artefactos quirúrgicos y manos asesinas. Si, manos manchadas de sangre protegidas por las mismas mujeres que se dicen feministas, pero que son el principal enemigo de la propia mujer.
Las mujeres no deben ser engañadas, no existe virtud en emular los peores vicios del hombre, la delicadeza de la mujer y las propias virtudes inherentes a su naturaleza son su propia gloria y no requieren de la aprobación de estas ogras vomitadas por una modernidad mal asimilada.
Las feministas ven la maternidad como una verdadera maldición, obviamente si la maternidad es un mal, la sexualidad carece para ellas de un fin claro diferente al mero placer. Son enemigas declaradas de la fe católica, y desprecian profundamente a las mujeres creyentes, se mofan de ellas y en general las rechazan como tontas.
La evolución social se excedió para las mujeres, las representantes de ellas ya no son mujeres buenas peleando por igualdad, sino mujeres que desprecian a otras mujeres, tachándolas de ignorantes y estúpidas. El papel del hombre machista que despreciaba a su mujer, ahora lo ha arrebatado el movimiento feminista, antes era el hombre quien pensaba que su mujer era solo una sirvienta que le daba hijos, ahora es la feminista quien piensa lo mismo de las esposas de otros.
Y no es fortuito que el movimiento feminista sea tan radical en contra de la doctrina católica, hay que entenderlo como es, el movimiento feminista que se repugna en la maternidad y en la vida, es enemigo jurado de la Iglesia Católica, de su doctrina y de Dios.
Saludos a todos.
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